MENTAL, UN LENGUAJE
FRACTAL

“La geometría fractal no es solo un capítulo de matemáticas, sino uno que ayuda a todos a ver el mismo mundo de manera diferente” (Benoît Mandelbrot)

“Los fractales son el medio más simple de crear complejidad” (Jorge Wagensberg)



La Geometría Fractal

Definición de fractal

No existe una definición precisa y formal, unánimemente aceptada, del concepto de fractal. La definición más común es de tipo intuitivo: un fractal es un objeto geométrico jerárquico que se incluye a sí mismo un cierto número de veces en cada nivel, o un objeto geométrico que contiene un patrón que se repite indefinidamente.

Conjunto de Cantor
(generación)

Curva de Koch abierta
(generación)

Curva de Koch cerrada
(generación)

Los objetos fractales son formas geométricas resultado de la aplicación de ciertas leyes generadoras simples que se aplican de forma recursiva o iterativa en cada nivel, de forma que el resultado, que puede ser complejo, refleja homogeneidad espacial, escalado y autosemejanza. Un conjunto autosemejante es el que puede descomponerse en partes, cada una de las cuales representa al conjunto total. Figuras semejantes son las que tienen idéntica forma, aunque pueden diferenciarse en el tamaño, la ubicación espacial y la orientación.

Conjuntos fractales autosemejantes célebres son: el conjunto de Cantor (también llamado “polvo de Cantor”) y la curva de Koch en sus versiones abierta y cerrada (ver figuras). Para generar el conjunto de Cantor, se toma un segmento y se divide en tres partes. Se elimina el segmento central. Con los dos segmentos restantes se aplica el mismo procedimiento, y así hasta el infinito. La generación de la curva de Koch se basa en sustituir un segmento por cuatro segmentos iguales de longitud 1/3, como indica la figura, y a cada uno de ellos se le vuelve a aplicar el mismo procedimiento, y así hasta el infinito.

Otros ejemplos de fractales son las curvas de Peano y de Hilbert. Ambas son curvas continuas que pasan por todos los puntos de un cuadrado. La curva de Hilbert es una variación de la curva de Peano.

Curva de Peano
(generación)
Curva de Hilbert
(generación)


Las estructuras y fenómenos fractales

Los fractales se encuentran en todas partes, en la naturaleza y en todo tipo de procesos dinámicos: en la morfología de los árboles, en las flores (loto), en las plantas (coliflor, helecho), en la formación de las rocas, en el sistema circulatorio humano (venas, arterias, capilares), en el sistema nervioso, en los pliegues del cerebro, en las fluctuaciones del mercado de valores, en la estructura de las galaxias, en la empresa, en el arte, en los ritmos biológicos, en los rayos, en la formaciones porosas, en las costas, en las fronteras, en el movimiento browniano, en la evolución de las poblaciones, etc.

Hay un orden fractal, más o menos oculto, que subyace en los fenómenos naturales. En los fractales hay autosimilaridad (o autosemejanza) recursiva, es decir, que el mismo patrón se repita en todos los niveles. El fractal se contiene a sí mismo, hace referencia a sí mismo: en cada parte está el todo, y el todo está en cada parte.

Coliflor
Romanescu
Helecho


Fractales regulares e irregulares

Los fractales pueden ser regulares (como el de Cantor y el de Koch) o irregulares, según se conserve o no, respectivamente, la misma estructura en los diferentes niveles.

Un fractal aleatorio es un fractal irregular generado mediante algún parámetro aleatorio. Un fractal aleatorio es, por ejemplo, el conjunto de Cantor, pero eliminando en este caso un segmento central de longitud aleatoria, repitiendo la operación sobre los otros dos segmentos, y así sucesivamente.

Los fractales de la naturaleza son más o menos irregulares. El movimiento browniano es muy irregular. Una montaña es un fractal aleatorio. Los helechos, en especial, tienen una fractalidad casi perfecta.


Características de los fractales

Los fractales son objetos de tipo trascendental, pues unen características opuestas o duales, integrando los dos modos de consciencia (los asociados a los hemisferios cerebrales): Además, en la consciencia se produce una resonancia fractal. Todos los estados de consciencia son estados resonantes. La resonancia se produce cuando diferentes niveles simultáneos interaccionan y se refuerzan entre sí. Cuando percibimos un objeto (superficial), sus diferentes aspectos (color, tamaño, forma, etc.) nos conectan con conceptos generales, y estos a su vez con otros conceptos aún mas generales, y así sucesivamente, en un proceso ascendente hacia lo universal y profundo. A su vez, los conceptos generales de cada nivel conectan o hacen resonar en nuestra consciencia otros conceptos particulares. Estas conexiones son manifestaciones de la consciencia. Cuanto más profunda y amplia es esta red de conexiones, mayor es la consciencia.

Como conclusión, podemos decir que los fractales integran los dos modos de consciencia, al evocar la estructura de la realidad jerarquizada desde el nivel profundo hasta el superficial, resultando o produciendo una mayor consciencia, pues la consciencia es la percepción de los opuestos. Con los fractales el mundo se ve de otra forma, de una forma más profunda, donde todo está conectado.


El Paradigma Fractal

El fenómeno de los fractales es un descubrimiento-invención muy importante, hasta el punto de que se considera algo que trasciende la geometría para convertirse casi en una panacea, en un paradigma universal, una forma nueva y unificadora de ver la realidad, una nueva consciencia que nos conecta con la esencia de todas las cosas, pues se afirma que todo es fractal: la naturaleza, el universo y la mente.

En efecto, muchas formas externas de la naturaleza parecen seguir patrones o características fractales. Siempre que sea necesario maximizar una superficie minimizando la masa, la naturaleza utiliza la estructura fractal, como en las formas ramificadas de nervios, pulmones y árboles. “Los fractales colonizan” (Jorge Wagensberg).

Sin embargo, lo fractal es solo un aspecto de la naturaleza. Como dice Mandelbrot, “la geometría de la naturaleza tiene una cara fractal”. Lo fractal es un aspecto o dimensión de la naturaleza. Hay, evidentemente, fenómenos que no son de tipo fractal.

Sin embargo, si generalizamos el concepto de fractal y consideramos o denominamos fractal a todo aquello que puede generarse mediante un simple conjunto de leyes o patrones simples que, al aplicarse recursivamente, producen la complejidad, entonces sí podemos afirmar que todo es fractal, pues tras la diversidad de los fenómenos se esconden los mismos simples principios y las mismas leyes.


La mente fractal

La naturaleza interior (es decir, la mente humana) también parece estar configurada alrededor de ciertos patrones relativamente simples, por unas leyes universales, recursos o patrones semánticos que se aplican siempre y a todos los niveles. Es por ello que se puede afirmar que la mente es de naturaleza fractal y que lo fractal constituye una metáfora de la mente.

Existe actualmente una clara tendencia hacia una concepción fractal de la mente, justificada por dos motivos:
  1. Por conexión o analogía con el papel de las estructuras fractales de la naturaleza. Hay correspondencia entre mente y naturaleza, entre mundo interno y mundo externo: entre las leyes que gobiernan el universo y las leyes de la mente. El ser humano tiene mente fractal. Por eso tiende a crear estructuras fractales de forma espontánea.

  2. Porque la mente también forma parte de la naturaleza y es reflejo de ella. Según Pitágoras, la estructura de la mente es la estructura del mundo.
En efecto, la mente comparte características de los fractales: Estas características son fundamentales para una salud mental, pues nos permiten abordar adecuadamente las múltiples situaciones de la vida con una gran variedad de recursos y opciones.


El inconsciente colectivo fractal

Según la teoría del inconsciente colectivo de Jung, existe una mente colectiva formada por un depósito de elementos arquetípicos, resultado de un largo proceso de evolución de la humanidad. Estos arquetipos, más que estructuras detalladas y concretas, son patrones, esquemas, relaciones cualitativas. “Los arquetipos son formas sin contenido” (Jung)

Este gran depósito de nuestras memorias ancestrales está estructurado en forma de red, con múltiples conexiones, con complejidad organizada y configurada de manera óptima. La hipótesis más razonable es que esta estructura sea un inmenso fractal compartido.

Con el proceso de evolución de la humanidad, la mente colectiva inconsciente se hace cada vez más compleja, más interconectada (con más relaciones). Una analogía que ilustra este tema (aunque a nivel real y consciente) es Internet, un depósito de información altamente interconectada.


El universo fractal

La distribución de materia en el universo sigue un patrón como resultad del Big Bang (el comienzo del tiempo) y escalado durante 14.000 millones de años de expansión cósmica. La cosmología se basa en el supuesto de que, cuando miramos al universo a las más grandes escalas (a más de 300 millones de años-luz), la materia se distribuye uniformemente en el espacio. Los cosmólogos llaman a esto una estructura homogénea (smooth). Pero estas ideas se están poniendo en cuestión y pueden conmover los cimientos de la cosmología, pues un grupo de investigadores [Gefter, 2007] afirma que la estructura del universo es fractal, tanto a grande como a pequeña escala, con los mismos patrones repitiéndose hasta el infinito. El mismo patrón se repite en los sistemas solares, las galaxias, los cúmulos y supercúmulos de galaxias. Sin embargo, esta teoría cuestiona la teoría de la relatividad general de Einstein y la hipótesis del crecimiento uniforme del universo a partir del Big Bang.

En general, la fractalidad del universo podría explicar la estructura profunda y oculta del universo y sus diferentes niveles de manifestación. Y, por lo tanto, su significado último, su esencia, que es fundamentalmente matemática:
El tiempo fractal

El tiempo es fractal porque se incluye a sí mismo, es decir, en todo instante está la totalidad del tiempo y cada escala del tiempo refleja la totalidad del tiempo: el presente, el pasado y el futuro. Es como el número infinito y el continuo, que se incluyen a sí mismos.

El tiempo es un aspecto de la consciencia y tiene dos polos (y, a nivel físico, asociados a los hemisferios cerebrales): A nivel superficial (consciente), el tiempo se manifiesta de forma lineal. A nivel profundo, no existe el tiempo. Decía Einstein: “El tiempo es una ilusión”, una ilusión de nuestra mente superficial. Pero el tiempo es flexible. Se puede expandir si vamos hacia lo profundo. En el límite, en la consciencia pura, el tiempo desaparece. Por eso se dice que “El tiempo no se tiene, se crea”. Se crea desde lo profundo para manifestarse a nivel superficial. En la cultura occidental el tiempo se considera lineal. En la cultura oriental se admite sin cuestión que el tiempo es circular (o cíclico). El tiempo circular simboliza la unidad indivisible del tiempo, la eternidad, donde no existe ni principio ni fin.

El concepto de tiempo circular es muy antiguo. Su formulación renovada se debe a Nietzsche, con el “mito del eterno retorno”, idea planteada en “La Gaya Ciencia” y desarrollada en “Así habló Zaratustra”. Para Nietzsche lo que se repite son, no solo los acontecimientos, sino también los pensamientos y las emociones.

El presente no existe porque no tiene extensión temporal. El presente es una abstracción, no existe realmente, como no existe el punto geométrico. Lo que llamamos presente es una sensación producida por la persistencia de los sucesos en nuestra memoria.

El tiempo externo es una magnitud física. Desde la aparición de la teoría de la relatividad especial de Einstein, sabemos que espacio y tiempo van unidos, que es necesario hablar de espacio-tiempo. También se han realizado intentos de resolver ciertos problemas de física teórica usando el concepto de tiempo circular. El más destacado es el de Gödel, que dio una nueva interpretación a la teoría de la relatividad de Einstein.

Tiempo y mente están conectados, son inseparables. El tiempo es realmente una ilusión, una construcción de la mente, un concepto creado para interpretar la realidad. Pasado y futuro carecen de realidad propia. Lo único que permanece es el continuo presente. La mente percibe el tiempo porque se sincroniza con lo exterior, con los fenómenos, pero a nivel interno el tiempo se diluye, desaparece.

Pero es posible “liberarse” del tiempo. La clave consiste en vivir permanentemente en el presente, pues en el presente no existe el tiempo. Es lo que Eckhart Tolle llama “El Poder del Ahora”. Mediante la consciencia del ahora se logra la liberación del tiempo. “La iluminación es un estado de totalidad en el que estás ‘unificado’, y por lo tanto estás en paz” (Eckart Tolle).

En efecto, cuando la mente está conectada con el pasado (memoria) o con el futuro (imaginación), la mente está en actividad. Cuando la mente se conecta con el presente, el tiempo se para y la mente (al estar sincronizada con el tiempo) también se para, se detiene. Es lo que Castaneda llama “parar el mundo”. Es entonces cuando se tiene acceso al Ser interior, al yo profundo, un estado de consciencia atemporal, la consciencia pura, la fuente de los pensamientos, lo absoluto, lo indiferenciado, el campo unificado de la consciencia, lo inmanifestado, el lugar donde todo está conectado, la fuente de la creatividad, la libertad y la felicidad, y donde se experimenta verdaderamente el flujo de la vida. “El Ser es la Vida Una, eterna y siempre presente” (Eckhart Tolle).

El Ser interior no puede captarse con la mente porque está más allá de la mente y los pensamientos, por lo que solo se puede acceder cuando la mente se aquieta. El Ser está oculto tras la mente activa. Si paramos la mente, entonces tenemos acceso al Ser. “Estar identificado con la mente es estar atrapado en el tiempo” (Eckhart Tolle).

La estrategia o técnica general, para acceder al Ser interior y detener el tiempo y la mente, consiste en dirigir la atención, en todo momento, a las percepciones, tanto internas como externas. En efecto, la mente básicamente emite (pensamientos) o percibe (sensaciones). La consciencia de las sensaciones detiene la mente. La percepción consciente es la herramienta para traer la mente al presente. La clave es percibir, observar sin analizar (pasado) y sin imaginar (futuro), centándonos solo en el proceso de percepción, en la contemplación. Al abrirnos a la percepción, se relajan la mente, el cuerpo y las emociones.

De aquí el papel que juega la percepción de los fractales en la detención del tiempo. Y, por lo tanto, en la interiorización y en la consciencia.


Lo fractal, arquetipo de la consciencia

Lo fractal es un arquetipo universal, una estructura que trasciende las formas particulares, que está más allá de los contenidos concretos. Y ese arquetipo es la autosemejanza, un tipo de reflexión que constituye el fundamento de la consciencia. En esta estructura o forma circular o reflexiva se anula el tiempo y se entra en el no-tiempo, en la eternidad, donde habita el Ser. Es una dimensión que está más allá de los conceptos particulares para convertirse en pura consciencia, una consciencia que está más allá de la mente analítica y que nos permite percibir la unidad de todas las cosas y acceder a un nivel profundo, trascendente, verdadero, esencial, de sabiduría, poder, libertad y creatividad.

Lo fractal es la estructura unificadora de la realidad. Lo fractal llega directamente a la consciencia, es “alimento” de la consciencia. El mensaje de los fractales es la conciencia.


Aplicaciones del paradigma fractal

El concepto de fractal ha sido y es uno de los conceptos más fértiles de la ciencia, que está teniendo una aplicación prácticamente universal, en todos los ámbitos Permite modelizar y explorar muchos fenómenos e incluso actividades humanas. He aquí algunas de las aplicaciones:
MENTAL, un Lenguaje Fractal

El paradigma fractal puede parecer en principio un paradigma más, una forma de estructurar la información como el paradigma funcional, el objetual, etc. Sin embargo, el paradigma fractal, por su estrecha relación con el tema de la consciencia y presentar muchas características universalistas, lo convierten en algo especial y profundo, de tal forma que podemos afirmar que es un paradigma universal si lo consideramos como un paradigma basado en unos conceptos iniciales simples aplicados recursivamente. En este sentido, existen paralelismos con MENTAL. He aquí los puntos de coincidencia: Además de ser un lenguaje fractal, MENTAL permite especificar expresiones fractales (y, por lo tanto, de tipo infinito) de manera muy simple y directa, mediante recursividad y utilizando la sustitución potencial.

Como conclusión, podemos afirmar que MENTAL es un lenguaje fractal, en el sentido generalizado (se aplican los mismos recursos lingüísticos en todos los niveles), integrando los dos polos de consciencia, como los fractales. Pero MENTAL va más allá del paradigma fractal, pues tiene más recursos y posibilidades semánticas como: enlaces no locales, compartición, expresiones virtuales, etc.



Adenda

Breve historia de la geometría fractal
El fractal de Mandelbrot

También llamado “conjunto de Mandelbrot”, y también “el Buda”, es probablemente el fractal más famoso y uno de los grandes descubrimientos matemáticos del siglo XX.

El fractal de
Mandelbrot

Dimensión fractal

La dimensión fractal D (o dimensión de Haussdorf-Besicovitch) es diferente de la dimensión topológica DT y se define como siendo N(h) el número de objetos elementales de magnitud h que se necesitan para cubrir el conjunto fractal. La dimensión de un segmento y la de una circuferencia es 1. Para un objeto regular formado por objetos elementales iguales y con autosemejanza perfecta, la dimensión fractal es D = log(N(L))/log(1/L), siendo L la longitud de un objeto elemental y N(L) el número de dichos objetos elementales. Según Mandelbrot, una definición más general de fractal es “un conjunto cuya dimensión fractal D es mayor que su dimensión topológica DT”. Esta definición incluye a objetos que pueden no ser autosemejantes.


Fractales vs. hologramas

Se suele afirmar que el universo es de tipo holográfico, en donde cada parte refleja la totalidad. Sin embargo, es más exacto hablar del universo fractal. Las diferencias son las siguientes: Se suele afirmar que el universo es holográfico. Se ajusta más a la verdad decir que el universo es fractal. Toda la realidad física, desde la más pequeña partícula subatómica hasta las agrupaciones de galaxias, parecen seguir leyes de tipo fractal, que deben ser necesariamente simples pero que se manifiestan con gran complejidad en su despliegue.


La espiral logarítmica y la proporción aurea son fractales

La espiral logarítmica, también llamada espiral equiangular o "spira mirabilis" (como la llamó Jackob Bernouilli), se puede considerar un fractal porque se incluye, se repite o se auto-regenera a sí misma a todas las escalas. Es la espiral que más se prodiga en la naturaleza (girasoles, piñas, rosas, nautilus, caracoles, brazos de las galaxias espirales, borrascas, etc.).

Espiral logarítmica

Hay una relación muy estrecha entre la espiral logarítmica y la proporción áurea. La proporción áurea Φ es la manifestación más primaria y arquetípica de estructura fractal porque preserva su relación consigo misma. La característica principal de un fractal es su autosemejanza a todas las escalas.

La ecuación que define la proporción áurea es Φ = 1 + 1/Φ. Por lo tanto, la proporción áurea es una expresión fractal, pues se incluye a sí misma en todos los niveles. La proporción áurea es el fractal más simple y el más económico, pues hace referencia a sí misma. Los sistemas naturales tienden hacia un estado de máxima economía y máxima simplicidad, por lo que la proporción áurea es el fractal más utilizado en la naturaleza.


Teoría de la relatividad de escala

Propuesta por Laurent Nottale [1997], la teoría de la relatividad de escala es una teoría unificadora de lo microscópico y lo macroscópico, de la mecánica cuántica y la teoría de la relatividad, de la física clásica y la física moderna.

En la teoría de la relatividad las leyes de la naturaleza son las mismas para todos los sistemas de coordenadas de referencia. La teoría de la relatividad de escala añade a esto diciendo que esas leyes también son las mismas cualquiera que sea la escala del sistema de coordenadas, generalizando así el principio de relatividad. Según esta teoría:

Bibliografía